hélos aquí perdidos, desorientados,
míralos explorar su calle, la puerta de su casa,
que ya no es suya, que resulta que nunca lo ha sido
      (que nunca acaba uno de pagar
      ni siquiera lo que cree más pagado
       y cuanto más se insiste en cancelar, rematar y asegurar,
      más crecen por debajo la incertidumbre y la deuda).

son almas en pena errando de lado a lado
o tal vez hasta olvidadas de sí, disfrutando
del trivial y trascendente hecho
de redescubrir su calle, su barrio
desde que amanecen en otro piso,
otra acera, el bloque de al lado.

¡ha cambiado tanto y tan poco!
unos se descubren, redescubren,
reinventan; otros perecen, se agusanan,
para rezar se esconden y pudren,
viven ahora con la fe por los suelos,
o flotan por los aires liberados de su lastre;
sin futuro o con demasiado futuro
o demasiado no-futuro,
que es otra forma de matar a base de tiempo

¿qué se perdió? ¿la fe, la seguridad?
¡el futuro! ¡los planes, los proyectos!
¿dónde están los bocetos, el trazado?
pero dime: ¿dónde los habías estado guardando?
¡ah, que nunca lo hiciste! ¡es que parecía todo tan claro!
¿y ya no recuerdas por dónde iban a expandirse
las ampliaciones, las revueltas y circunvalaciones
que habían de fracturar tan infinitamente,
fractalizar tan gozosamente el terreno,
que tanto iban a generar riqueza, provecho,
placer, juventud... tiempo?

¿no era bien sabido cómo sería el mundo
el tres de octubre del año dosmilyquince
y que incluso de habitar la luna
viviríamos como estaba mandado?
ahora es quedarte la aventura,
ahora, para escapar, migrarías al fin del mundo,
  y si garantizan que no supondrá el menor cambio
permitirás mil revoluciones en la superficie:
¡mientras siga habiendo supermercados,
tampoco habrá sufrido tanto lo más serio!

cargado de bolsas y cartones miras desde afuera
la que fuera tu casa, que resulta que nunca fue tuya
o nunca fue del que creías que tú eras,
nunca estuvo a nombre del nombre que creías que era el tuyo.
¿tiene nombre quien la habita ahora,
lo sabes, lo tienes tú?
tanto desalojo, reocupación y permuta:
¡todos vivimos en casa cambiada!
garaje en el salón, salón en el baño,
comedor en el corral y las tiendas vacías
renacidas como hospitales y escuelas

se ha demolido el ayuntamiento para hacer establos.
donde hubo un banco floreció un parque, después una selva
donde los lobos triscan entre matojos, archivadores y autos.
hay quejas, tal vez reniegos, pero ya no oigo repetir esas fórmulas
que royendo tímpanos corrompían los cerebros:
apilaron televisores y radios al pie de la torre
para jugar al frontón hasta la noche.

demuelen ladrillo a ladrillo inútil el antes erecto muro,
el orgullo del pueblo obra magna,
índice de pujanza, marchamo, refrendo:
palabros que ahora nada dicen,
más inverosímiles que muertos.
sus adoquines se les deshacen
inservibles en las manos: paja,
ectoplasma estéril que no encuentra quien lo crea,
ni nadie que crea que él sí cree en sí.
pierde el último impulso
y se desvanece
en su desnuda
nada.

3 comentarios:

  1. tan lucido como desaforado mr. leon garcia whitman, lo imprimire en el dorso de una factura que guardaré en el bolsillo junto a la navaja y las manzanas para leerlo luego en el parque, al sol, junto a los jubilados a la hora del almuerzo.

    pedro

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    1. mira qué buen lugar de encuentro nos hemos echado...

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  2. tu comentario, amigo pedro, supera con mucho en cuanto calidad literaria a mis pobres esfuerzos. pero haremos lo posible para salir adelante. gracias.

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